¿PUEDO HACERME UN BLANQUEAMIENTO?

El blanqueamiento es una técnica odontológica que devuelve a tus dientes un tono blanco y favorecedor.

Todo el mundo desea tener unos dientes blancos y de anuncio, y mediante las técnicas de blanqueamiento es posible.

Se trata de un tratamiento sencillo, aplicado por un profesional no entraña riesgos, sin embargo requiere algunas condiciones.

Es imprescindible tener los dientes absolutamente despejados de placa bacteriana. También lo es tener las encías sanas. No debe haber ninguna caries, ninguna fisura, ni ningún empaste dañado. Y es imprescindible tener unos hábitos de higiene diarios absolutamente cuidados.

En caso no cumplir con uno o varios de estos requisitos previos, lo primero será resolver cualquier problema.

Por otro lado, hay personas que por sus circunstancias o condiciones tampoco son aptos para someterse a un blanqueamiento:

Generalmente, este es un tratamiento para pacientes a partir de 13 años –es decir, es necesario disponer de una dentadura adulta definitiva para poder hacerlo–.

No está recomendado para mujeres embarazadas o en proceso de lactancia.

Y tampoco está recomendado para personas que padecen hipersensibilidad dental.

Hay varias técnicas de blanqueamiento a las que podemos recurrir:

Existe blanqueamiento dental con férulas que se puede hacer desde casa. Al paciente se le fabrican unas férulas a medida mediante moldes de las dos arcadas que se utilizarán para poner en contacto sus dientes con el gel blanqueador. El tiempo de tratamiento puede variar en función de las recomendaciones que te demos y no implica ninguna molestia salvo algo de sensibilidad dental. Y el resultado es progresivo pero muy efectivo.

También existe el blanqueamiento con luz led. Con solo una sesión es suficiente. Resulta muy rápido, sencillo y es completamente indoloro. Gracias a la luz led, el producto blanqueante se activa ofreciendo resultados inmediatos y muy apreciables.

Para un blanqueamiento efectivo y duradero recomendamos combinar ambas técnicas.

Blanquearse los dientes ha pasado a ser uno de los tratamientos más comunes y demandados, pero es importante cuidar ciertos aspectos. Lo primero asegurarte de que vienes a hacértelo con profesionales perfectamente cualificados. No solo cuidaremos de todos los aspectos sino que te aconsejaremos lo mejor para tu caso en concreto. Debes tener en cuenta que es probable que tras el tratamiento notes cierta sensibilidad dental que puede llegar a ser molesta. Es importante que tengas una buena salud de base antes de hacerlo. No es demasiado compatible con fumar ni con tomar en exceso alimentos capaces de teñir los dientes como el café, las bebidas de cola, los frutos rojos, etc. No descuides tu higiene diaria. Y tampoco te fíes de los métodos rápidos y baratos que se anuncian por ahí. Si quieres hacerlo, hazlo acompañada de un profesional y no acudiendo a fórmulas mágicas de dudosa efectividad y beneficio para la salud.

Si estás interesada en hacerte un blanqueamiento, pásate y te informamos de todo lo que puedes hacer. Seguro que te animas.

LIMPIEZA PROFESIONAL vs LIMPIEZA EN CASA

La limpieza profesional realizada por nuestros dentistas es indispensable cada 6 meses y no es algo de lo que se deba prescindir ni siquiera manteniendo una higiene bucodental perfecta.

En ambos casos, la finalidad es eliminar restos, placa bacteriana y sarro, pero son dos aspectos completamente diferentes aunque absolutamente necesarios para prevenir las patologías orales más comunes como caries y gingivitis.

La higiene bucal debe realizarse entre 2 y 3 veces al día de forma completa y cuidadosa, empezando por el cepillado y siguiendo con el uso de hilo dental, enjuagues o colutorios y finalmente irrigador bucal. Esto hace que eliminemos la mayor parte de los restos de alimentos que han quedado atrapados.

Ahora bien, para una excelente salud, la higiene diaria hay que complementarla con limpiezas profesionales y revisiones cada 6 meses. La técnica más efectiva en estas limpiezas es mediante ultrasonidos. Gracias a estas limpiezas estaremos seguros de haber eliminado el sarro y estar previniendo futuras afecciones tanto en los dientes como en las encías.

También conviene tener en cuenta que cuanto más jóvenes más necesario es cuidar la limpieza integral. La gente muy joven, adolescentes y niños tienen unos porcentajes de caries muy superiores al de las personas más mayores sobretodo porque el azúcar está muy presente en bebidas y comestibles que toman con asiduidad.

Los cepillos electrónicos son un excelente aliado para mantener la salud oral en casa. Son precisos, nos pueden avisar de cuándo hemos terminado, su uso es agradable y son muy efectivos eliminando restos y placa si se usan correctamente. Se han de cepillar los dientes por las superficies exteriores, las inferiores y las masticatorias.

Sin embargo, si queremos eliminar el sarro, y siempre deberíamos, tendremos que someternos a un tratamiento de limpieza profesional. El sarro es duro, amarillo, y se deposita en lugares de difícil acceso. No solo afea la sonrisa sino que hace proliferar las bacterias en nuestra boca causantes de enfermedades tanto en dientes como en encías. De hecho, el sarro son bacterias calcificadas y solo es posible eliminarlo mediante limpieza con ultrasonidos. El cepillado no es capaz de eliminarlo.

La limpieza es siempre la clave de la salud bucodental. La limpieza en casa es imprescindible pero sin la limpieza profesional seguimos expuestos a todo tipo de afecciones y enfermedades.

Y además… pocas cosas tan satisfactorias como salir de nuestra clínica y sentir los dientes absolutamente limpios y sanos.

¿Por qué no te pasas a que te echemos un vistazo y hagamos una limpieza?

¿SE TE MUEVEN LOS DIENTES?

Los dientes siempre presentan cierta movilidad, y gracias a ello absorben ciertas fuerzas y presiones para así poder cumplir con su cometido.

Ahora bien, si sientes que tus dientes se mueven más de lo que han hecho siempre y es así a lo largo de un cierto tiempo, entonces conviene hacer una valoración minuciosa ya que podemos estar ante diferentes escenarios, alguno de los cuales puede entrañar problemas importantes.

La movilidad de los dientes puede avanzar a causa de una pérdida de agarre por parte de los elementos estabilizadores presentes en todo el llamado complejo periodontal –el hueso alveolar, el ligamento periodontal y el cemento– o bien porque empiezan a estar sometidos a una cada vez mayor presión.

Solo un examen clínico o una exploración exhaustiva puede diagnosticar claramente si el nivel de movilidad de los dientes es mayor del natural y por lo tanto preocupante en algún sentido.

A veces se recurre dispositivos electrónicos capaces de medir la resistencia que opone el diente ante aceleraciones y fuerzas. Es muy útiles para pacientes que se han sometido a tratamientos para recuperar la salud de sus encías.

Otras veces, el sistema de exploración es manual mediante el uso de instrumentos utilizados en diferentes zonas de la cavidad bucal para valorar los desplazamientos.

La movilidad dental se cataloga en grados, siendo 0 un movimiento natural o no teniendo ninguna movilidad y 3 el mayor grado, donde el movimiento se presenta tanto horizontal como verticalmente y es patológico.

Si hay movilidad dental lo más seguro es que haya algún tipo de enfermedad en curso que esté afectando a las encías. Esto puede estar provocado por una carencia importante de higiene bucodental. El sarro inflama las encías y favorece los procesos infecciosos que pueden terminar afectando a todas las sujeciones del complejo periodontal. Lo malo de este escenario es que podemos acabar encontrándonos enfermedades de encías irreversibles y la pérdida de los dientes.

A parte de las enfermedades de encías –desde la gingivitis a la piorrea o periodontitis– el bruxismo también puede provocar movilidad. El bruxismo es un exceso de carga en los dientes o exceso de mordida consciente o inconsciente que puede provocar inflamaciones, desgaste de los dientes, dolores de cabeza y mandíbula y también movilidad dental.

Una mala mordida o maloclusión puede también crear movilidad. Si los dientes están descolocados y siguen recibiendo carga, podemos encontrarnos con que toda la estructura de sujeción se resiente. No solo es un problema estético, sino que puede afectar a la salud de nuestra boca.

Hay enfermedades como la diabetes que también provocan movilidad en los dientes.

Algunas prótesis mal colocadas también provocan movilidad, o si hemos perdido algún diente y ese espacio no se ha reparado o rehabilitado, esto altera a la posición y sujeción de los dientes contiguos.

Por último, en muchos casos, los embarazos también provocan patologías en las encías que devienen movilidad dental.

En cualquier caso, si notas que tus dientes se mueven ven a vernos inmediatamente. De hecho, si no lo has hecho en los últimos 6 meses deberías hacerte una revisión completa que examine también este aspecto. Como siempre, un diagnóstico a tiempo contribuye de manera muy notable en la solución del problema.

¿IRRIGADOR BUCAL?

Los irrigadores bucales se han convertido en uno de los elementos imprescindibles de la higiene bucodental diaria.

Un buen cepillado, el uso de hilo o seda dental, enjuagues y el uso del irrigador son, junto con las visitas a nuestra clínica cada seis meses para revisión, los pilares fundamentales para el mantenimiento de la salud de nuestros dientes y boca en general.

Los irrigadores se venden ya en cualquier parte, son económicos y fáciles de usar. Básicamente son aparatos que disparan agua a presión –o bien agua sola o bien agua mezclada con productos antisépticos– sobre los dientes para una limpieza en profundidad.

Gracias a sus beneficios, especialmente a su efectividad combatiendo la placa bacteriana, reduciendo la gingivitis, previniendo el sangrado, eliminando manchas dentales y reduciendo el nivel de presencia de bacterias en la cavidad oral, su uso está especialmente indicado para después de las comidas.

Como decimos, es el complemento perfecto del cepillado y el uso de la seda dental. Tras un cepillado correcto y completo, y una pasada de hilo dental, el irrigador, correctamente aplicado sobre la superficie de los dientes y también en los huecos, produce cambios muy significativos en el biofilm. Al usarlo, recomendamos pasar el chorro de agua por todos los dientes siguiendo siempre un mismo orden que para así no olvidar ninguno. Además resulta muy agradable porque su uso no solo elimina restos de alimentos y bacterias que hayan quedado atrapados en la cavidad oral, sino que además ofrece un masaje de encías.

Si estás pensando en que esto altera tus hábitos diarios, tienes que saber que su uso tan solo te llevará 60 segundos. Un tiempo insignificante que sin embargo es capaz de prevenir con gran índice de éxito la inflamación de encías y la propagación del sarro.

Es importante señalar que el irrigador es un complemento del cepillado, es decir, en ningún caso sirve como sustituto. En otras palabras, irrigarse los dientes no ayuda a nuestra salud si previamente no nos hemos cepillado los dientes adecuadamente.

El irrigador es igualmente recomendable en caso de prótesis, puentes o implantes. Y mucho más para pacientes con ortodoncia. Las ortodoncias estilo braquets no son fáciles de limpiar ya que son propensas al albergar restos, por eso el irrigador resulta especialmente útil.

Para usar el irrigador basta con rellenar el depósito de agua o colutorio, colocar la boquilla, introducir el irrigador en la boca, colocarlo sobre las encías y superficies de dientes, y empezar a disparar agua continua durante uno o dos minutos. Su uso es agradable, intuitivo y ameno, y no solo eso, también contribuye de forma muy significativa al mantenimiento de nuestra salud contra la caries o la gingivitis.

En tu próxima revisión no te olvides de mencionar que los estás usando y presumir de buena salud y bonita de sonrisa.

¡FLEMÓN, HORROR!

El flemón, o absceso dental, es una infección causada por las caries que provoca una bola de pus en la encía y que suele resultar muy dolorosa.

Los flemones son una de las patologías más comunes y dolorosas que nos encontramos en la clínica año tras año. Básicamente son depósito de pus que crecen en las encías y que precisan tratamiento inmediato porque pueden generar consecuencias muy negativas.

Los flemones tienen grados y también diferentes formas de manifestaciones. Los hay que solo son pequeños granos de pus bien rojos o bien blancos aparecidos junto a las raíces de los dientes. Sin embargo, por muy pequeños que sean, siempre suelen ser molestos o dolorosos. Los flemones además provocan hipersensibilidad al frío, al calor y al roce en el diente junto al cual aparecen.

Las encías afectadas siempre tienden a enrojecerse y a inflamarse, y esto suele coincidir con bastante mal sabor y hasta olor de boca. En ocasiones los flemones también provocan que la cara se hinche y deforme ligeramente, y hasta fiebre. Y en los casos más extremos en los que la infección está muy extendida, podría provocar dificultades para tragar y problemas respiratorios.

El dolor del flemón es intenso, caluroso y palpitante. Es persistente y puede irradiarse a otras zonas de la cabeza, mandíbula u oído por ejemplo.

La razón por la que la boca sabe y huele mal es la acumulación de pus. Para los curiosos, la pus es ese líquido blanquecino que genera las bolsas de inflamación y que en su mayoría está compuesto por células muertas, colesterol, glucosa, suero del cuerpo y leucocitos.

Junto a los síntomas señalados, el paciente de flemón suele también encontrarse flojo, apático y con malestar general. Recuerda que el flemón es una infección que avanza y que precisa ser curada. Son especialmente delicados esos flemones que aparecen junto a dientes con endodoncia ya que son dientes insensibles al dolor y en los que la infección puede ir avanzando sin la alerta que provee el dolor.

Cualquier dolor o hinchazón es razón más que suficiente para venir a vernos a la clínica. Una vez que identifiquemos la causa de la inflamación e infección –lo más probable es que lo haya provocado una caries avanzada, un golpe o algún tipo de enfermedad de las encías– es hacer una radiografía y observar el alcance de la infección.

Desde que sabemos a lo que nos enfrentamos, lo normal es drenar la hinchazón con anestesia –proceso indoloro–, prescribir antibiótico y proceder, si hiciera falta, a tratamiento de endodoncia. Si resulta que el diente afectado está muy destruido, habrá que valorar su extracción y sustitución. Pero esto es solo en casos muy extremos.

Para prevenir este tipo de afecciones, por favor, no descuides tu higiene diaria con cepillado, enjuague, irrigador y seda dental. La limpieza es la mejor forma de combatir esta molesta infección. Y a parte, no esperes a tener un flemón para venir a vernos. Una limpieza a fondo cada seis meses es una forma excelente de conservar tu salud dental. Esperamos que este post os haya sido de utilidad.

¿hipersensibilidad?

La sensibilidad dental puede impedirnos llevar una vida normal.

Quienes la padecen saben bien lo molesta y dolora que puede llegar a ser, por eso cuando se presenta la hipersensibilidad en los dientes debemos tomárnosla en serio y comenzar por venir a nuestra clínica dental a que hagamos un diagnóstico que nos permita averiguar qué lo está ocasionando y cómo podemos tratarlo.

7 de cada 10 personas han sufrido o sufren sensibilidad dental, lo que quiere decir que nos encontramos ante de una de las afecciones más comunes. Curiosamente se da mayormente en personas adultas, y también más en mujeres que en hombres.

Esta patología se caracteriza por presentar una mayor sensibilidad en los dientes al tacto, a la intemperie, y muy especialmente a los alimentos tanto fríos como calientes. El dolor suele ser breve pero intenso y agudo. Puede doler un diente en concreto o puede que sea todo un conjunto.

La sensibilidad dental puede llegar a ser muy molesta e incómoda. Ocurre cuando el esmalte –la última capa que envuelve y protege a los dientes– queda debilitado y la dentina queda expuesta al ambiente. Esto provoca un dolor intenso sobretodo cuando el diente o dientes afectados entran en contacto con agentes externos: aire, líquidos, sólidos…  Algunos pacientes lo describen como un dolor casi insoportable, aunque por suerte transitorio.

Lo que más dolor puede ocasionar son las bebidas frías y/o calientes, alimentos ácidos y/o dulces y el cepillado diario. Resulta interesante pensar que la dentina en realidad es un muro formado por millones de tubos que conectan el exterior del diente con las terminaciones nerviosas más profundas. Está protegida a su vez por el esmaltel el cemento radicular y finalmente la encía. Cuando la dentina queda expuesta –ya sea por caries, retracción de la encía o algún tratamiento– es cuando pierde su protección, el nervio está en mayor contacto con el exterior y aparece el dolor.

Conviene remarcar que la hipersensibilidad dental se caracteriza por un dolor intenso pero muy breve. Si resulta que padeces un dolor intenso pero que no remite inmediatamente, entonces es posible que padezcas algún tipo de patología buco-dental que conviene diagnosticar cuanto antes.

La sensibilidad dental necesita ser tratada primeramente con buenos hábitos de higiene bucodental. Cepillarse los dientes con dolor puede ser muy incómodo, pero es esencial si queremos recobrar nuestra salud. De hecho existen cepillos especialmente diseñados y fabricados para dientes hipersensibles de filamentos suaves que no duelen. También es importante no descuidar el uso del hilo dental o enjuagues de flúor.

Más allá de la higiene bucodental, quizás haya que valorar tratar el diente afectado con empaste que selle la zona expuesta o en casos más extremos incluso una endodoncia.

Pero ¿qué provoca esta afección? Múltiples causas pueden provocarlo. Sobreusos de colutorios, fisuras o roturas de dientes, exceso de consumo de alimentos abrasivos como bebidas de Cola, exceso de placa bacteriana, bruxismo, empastes mal aplicados, caries, un cepillado demasiado violento, reflujos gástricos, ácidos estomacales, enfermedades en las encías, algunos tratamientos médicos o incluso procesos de blanqueamiento.

Durante los periodos de hipersensibilidad, procura mantener tu higiene diaria intacta, cuidar tu alimentación y venir a visitarnos en cuanto te sea posible.

¿NECESITO UN EMPASTE?

Si tienes molestias o incluso dolor localizado en un diente en concreto y además has observado que en ese diente tienes algún tipo de mancha oscura, entonces con mucha probabilidad necesitas un empaste.

Por desgracia la mayoría de las personas no piensan en acudir a nuestra clínica hasta que algún tipo de preocupación o molestia les recuerda la importancia de su salud dental. Nunca nos cansaremos de recomendar la prevención y la higiene como las mejores medidas para prevenir cualquier tipo de patología.

Las caries es la patología más común con la que nos encontramos en nuestra clínica. Es especialmente frecuente en niños, en personas mayores y también en pacientes que no cuidan su higiene bucodental diariamente.

Las caries son cavidades en los dientes, huecos provocados por los ácidos que producen las bacterias que se acumulan en los dientes y que se alimentan de los restos de alimentos que quedan después de cualquier ingesta. Esas bacterias se comen los restos, se reproducen rápidamente formando una placa bacteriana y sus desechos ácidos atacan y desgastan los diente empezando por las capas más superficiales. Si una caries no se trata, elimina y rellena a tiempo, puede llegar a provocar la pérdida del diente.

El empaste es precisamente la técnica que nos permite rellenar, reconstruir y sellar las cavidades provocadas por las caries, y devolver los dientes a su estado y función original.

Los empastes  son siempre necesarios cuando aparecen las caries. Es un tratamiento prácticamente indoloro aunque sí puede provocar cierta hipersensibilidad en las horas o días posteriores que haga el diente tratado moleste especialmente al contacto con alimentos o bebidas o bien muy frías o bien muy calientes.

Si crees que puedes necesitar un empaste para detener el avance de una caries lo primero es por supuesto venir a visitarnos. Examinaremos en profundidad tanto la zona o el diente afectado como el estado de salud de toda tu boca. Es un tratamiento fácil, económico y rápido de aplicar que no obstante requiere cuidado, criterio, experiencia y la mayor profesionalidad posible. Tradicionalmente se han hecho empastes de muchos materiales, incluso de oro, pero lo habitual hoy en día es aplicar empastes de resinas compuestas cuyo color se asemeja asombrosamente al del diente original y permite recobrar la funcionalidad y aspecto del diente con una garantía de unos diez años.

Los empastes requieren, igual que nuestra boca en general, el máximo cuidado, y cuanta más atención pongamos en nuestra higiene bucodental diaria mejor resultado tendrán y más tiempo podremos disfrutarlos. Cepillarse los dientes entre dos y tres veces al día, usar hilo, enjuague e irrigador dental son las medidas más efectivas para el cuidado diario. Y por supuesto, no hace falta esperar a sentir molestias para venir a visitarnos y hacerte una revisión.

¿TENGO GINGIVITIS?

La gingivitis es una inflamación y enrojecimiento de las encías que con mucha frecuencia va acompañada de sangrados.

Estos síntomas se pueden agravar durante el cepillado y  desde luego  es una buena razón para venir a visitarnos. Aquí podremos diagnosticarte, prescribirte un tratamiento que elimine la causa de esta afección y  también una serie de hábitos que prevengan nuevos episodios similares.

La gingivitis suele estar relacionada con malos hábitos de higiene bucodental, aunque también es relativamente frecuente en embarazadas, diabéticos e incluso pacientes de  tratamientos médicos exigentes. El sangrado, la inflamación y el enrojecimiento puede también ir acompañado de mal aliento, irritación de garganta y dolores localizados en las encías sobretodo al masticar.

Esta afección no es grave y es absolutamente reversible pero requiere tratamiento. En caso de no tratarse puede derivar en un cuadro más complicado y más grave que no es reversible y que puede desembocar en la pérdida de los dientes. De hecho la llamada periodontitis es la principal causa de pérdida de huesos dentales.

Si identificas alguno de los síntomas que apunta a la gingivitis, lo primero que debes hacer es reforzar tu higiene bucodental. Para ello es más que recomendable que vengas a vernos para hacerte una limpieza profesional y en profundidad. Un cepillado efectivo acompañado del uso de hilo dental, irrigador y por último enjuague bucal son las mejores armas para restablecer tu salud oral y prevenir futuros nuevos casos de inflamación de encías.

No solo te sentirás inmediatamente más aliviado, sino que con toda seguridad mejorará tu confianza en ti misma sabiendo que tu boca está perfectamente sana y en perfecto estado. Aquí te esperamos. Recuerda que tu primera visita es completamente gratuita y que nos encanta devolver la sonrisa a nuestros pacientes.

¡YA HE TERMINADO LA ORTODONCIA! ¿Y AHORA QUÉ?

Pues ahora toca disfrutar de nueva sonrisa y ¡cuidarla!

Si llevaste brackets, probablemente te los han quitado sin dolor alguno, y te habrán dejado los dientes lisos, suaves y preciosos. Tanto que no tendrás ningún problema en hacer lo que sea necesario para mantenerlos así.

Con toda probabilidad te habrán puesto un retenedor fijo o te habrán fabricado un retenedor removible para que uses o bien todo el día durante seis meses o bien solo por las noches. Los retenedores son esenciales para que lo logrado en todos los meses de tratamiento se mantenga y no demos pasos atrás. Por eso, si los tuyos son removibles, no descuides su uso ni un solo momento. Tu nueva sonrisa te lo agradece sin parar. No es poca la gente que tras el tratamiento se olvida de los retenedores y en pocos años vuelven a necesitar una nueva ortodoncia. ¡No por Dios!

Lo más normal es que después de la ortodoncia haya que blanquear los dientes, especialmente si tu ortodoncia fue con brackets. En muchos casos es la guinda perfecta de la nueva sonrisa que garantiza que tus dientes no presentan micromanchas ni cambios de tonos entre unos y otros.

Es esencial que sigas viniendo a vernos a revisión al menos cada 6 meses para estar seguros de que todo marcha estupendamente y/o poder prevenir cualquier factor que nos estropée todo el esfuerzo realizado. En estas revisiones haremos limpiezas en profundidad y haremos un seguimiento exahustivo de tu nueva sonrisa.

Hablando de limpieza. Obligatorio que te laves los dientes 3 veces al día, y que al menos una vez al día uses hilo dental, irrigador y enjuague bucal. Es la mejor garantía de que tus dientes permanecerán blancos y sanos. Y los hábitos de limpieza te van a conducir a hábitos alimenticios seguro: por favor no abuses de bebidas que perjudiquen a tus dientes, como el café, la Coca-Cola, el vino, las bebidas de frutos rojos o el té. Ojo con alimentos especialmente duros y ojo también con el tabaco. El tabaco arruina los dientes, seguro que lo sabes y lo has notado.

¿DIENTES AMARILLOS?

En algún momento a todos nos parece que tenemos los dientes más amarillos de lo que nos gustaría.

Nos miramos en nuestros espejitos y… resulta que no tenemos la sonrisa instagramera que creemos que nos gustaría. Más aún cuando solo vemos sonrisas ultra blancas en carteles, anuncios, series, programas de tv, etc. Esta obsesión con los dientes blancos frecuentemente proviene de malos entendidos o carencias de información sobre la naturaleza de los dientes, y se puede tener una sonrisa ligeramente amarilla y tener una dentadura perfectamente sana de la que estar orgullosos.

Lo primer que hay que tener en cuenta es que nuestro tono natural de dientes es tan único como nuestro color de ojos, de cabello, de piel, etc. Igual que ninguno pensamos en que tenemos un color de ojos “enfermo” o “defectuoso” –aunque haya preferencias– lo mismo deberíamos pensar de nuestros dientes si los juzgamos únicamente en base a nuestro tono natural.

Por supuesto, existen tratamientos específicos diseñados para modificar o matizar el tono de nuestros dientes porque todos somos conscientes de la importancia de nuestra imagen y unos dientes claritos contribuye a que nos veamos mejor y nos sintamos más seguros. Pero eso, como todo, debería estar equilibrado y no deberíamos caer en extremos desaconsejables o incluso perjudiciales como consecuencia de carencias de información acerca del tono de nuestros dientes.

Los dientes, indefectiblemente, con el tiempo se vuelven amarillos. Un tratamiento blanqueador nos puede ayudar a recuperar la claridad de nuestros dientes en solo una sesión.

Los dientes están diariamente expuestos a agentes que tiñen el esmalte de nuestros dientes. Por supuesto si fumas o abusas de alimentos oscuros como el café, los frutos rojos, el té, las bebidas de cola o el alcohol, tus dientes más a perder su blancura más rápidamente.

Una higiene completa y diaria es fundamental para mantener el blanco de los dientes. La placa bacteriana provoca sarro y este cubre los dientes de una película amarillenta y espesa que a parte de ser muy insano produce un aspecto muy desagradable.

Cuidado con el fluor. El exceso de fluor –en otro tiempo tan recomendado para nuestros dientes– puede provocar fluorisis o una tinción amarillenta en los dientes sobretodo en los más peques de la casa.

Si necesitas tratamiento médico entonces es normal que notes  que tus dientes no son tan blancos. Los medicamentos frecuentemente presentan este efecto secundario.

Sin embargo, hay quien puede tener unos dientes perfectamente sanos, una salud estupenda, y presentar una sonrisa algo amarillenta por la única razón de que ese es su condicionamiento genético. Hay personas que nacen con un esmalte muy espeso que cubre sus dientes con un grosor mayor y estas personas presentan dientes más blancos. En personas que tienen menos esmalte es más frecuente encontrar dientes más amarillentos.

Si obviamente necesitas que tus dientes amarillos sean blancos de unevo y no solo eso, sino que además presenten una forma o disposición mucho más estética, quizás deberías venir a pedirnos información sobre los tratamientos con carillas dentales. Si tan solo necesitas aclarar algunos tonos tu sonrisa, como decíamos antes, quizás lo mejor es un blanqueamiento. Cualquier tratamiento pasa siempre por un examen exhaustivo del estado de salud de tus dientes y de una valoración de las ventajas y consecuencias de cada tratamiento en tu caso. Te recomendamos que pidas una cita gratuita sin compromiso en la que podamos informarte de todos los tratamientos a tu disposición y podamos recomendarte el más indicado a tu caso. Estaremos encantados de verte por aquí.