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LIMPIEZA PROFESIONAL

Una buena rutina de higiene bucodental pasa por cinco sencillos pasos:

Primero, usar hilo dental veinte minutos después de cada comida. Segundo, cepillarse los dientes después de haber pasado la seda dental. Tercero, barrer la superficie de la lengua con un raspador. Cuarto, enjuagarse la boca con colutorio al menos un par de veces a la semana. Y quinto, efectuar limpiezas profesionales cada seis meses para garantizar la eliminación del sarro acumulado. 

Una parte significativa de la placa bacteriana resiste a la limpieza diaria con seda y cepillo, se acumula en rincones de difícil acceso y se endurece hasta provocar sarro. La aparición de sarro no es señal de falta de higiene pero sí es razón más que suficiente para venir a visitarnos. El sarro no solo afea la sonrisa sino que favorece la aparición de inflamaciones, sangrados, infecciones y finalmente caries.

La limpieza profesional con ultrasonidos elimina eficazmente todos los nichos de sarro, es rápido e indoloro, y es el único tratamiento que garantiza una salud bucodental perfecta.

¿Qué ocurre con nuestro cepillo de dientes después de usarlo durante 3 o 4 meses?

A pesar de que a simple vista, nuestro cepillo no parezca viejo, a nivel microscópico contiene ciertas imperfecciones nocivas para nuestra salud bucodental y por tanto, para nuestra salud en general.

Los cepillos de dientes están hechos con cerdas de nailon que es un material que presenta una buena resistencia, flexibilidad y facilidad en el secado, lo que ayuda a evitar la contaminación por posibles bacterias. Sin embargo, a pesar de estas ventajas, las cerdas se van debilitando y doblando con el tiempo, tras cada cepillado, lo que hace que poco a poco vayan perdiendo su eficacia, incluso pueden causar daños en las encías durante el cepillado, provocando tanto inflamación, como sangrado del tejido blando o retracción de las mismas.

Si queremos evitar esto, debemos cambiar nuestro cepillo de dientes al menos cada tres o cuatro meses porque pierde eficacia y es más complicado que las cerdas puedan llegar a ciertos recovecos entre los dientes. Además, aumenta la probabilidad de que se cultiven grandes cantidades de gérmenes, hongos y bacterias.

Por todo ello, además de cambiar el cepillo, te recomendamos que siempre que lo uses, lo limpies bien con abundante agua y lo coloques en posición vertical, sin taparlo, para que se ventile y se seque rápidamente. También te aconsejamos  que no guardes tu cepillo en un mismo recipiente junto con otros cepillos porque los microbios pueden esparcirse entre ellos.

También te recomendamos cambiar el cepillo dental después de haber padecido un resfriado, gripe o infecciones bucales, ya que los gérmenes pueden permanecer más tiempo en las cerdas del cepillo y ocasionar una nueva infección.

¿Qué alimentos son buenos y cuáles son nocivos para los dientes?

Dicen que somos lo que comemos. Si eso es cierto, debemos prestar especial atención a todos aquellos alimentos que ingerimos diariamente. Dejando de lado las cualidades nutricionales del alimento, cuando queremos prestar atención a nuestra salud bucodental debemos tener en cuenta que hay alimentos beneficiosos para nuestros dientes y encías, pues nos ayudan a combatir la acumulación de placa, y otros perjudiciales, ya que pueden provocar caries y otros problemas en nuestra boca.

 

Alimentos beneficiosos:

 

Frutas y verduras ricas en fibra: Especialmente las manzanas, la zanahoria y el apio, entre otras. Estos alimentos estimulan el flujo de saliva, que es una defensa natural contra la caries, ya que elimina la placa bacteriana y limpia nuestra boca de posibles restos de alimentos que se hayan adherido a nuestros dientes.

Productos lácteos: Nos aportan la vitamina D y el calcio necesario para fortalecer el esmalte dental. Especialmente el yogur natural, que posee fosfatos y caseína, importantes para remineralizar los dientes, y el queso, que ayuda a reforzar la superficie de estos.

Alimentos sin color como las carnes y pescados blancos, el arroz blanco, etc. Su beneficio reside en la no tinción de los dientes al carecer de pigmentos.

Chicle con xilitol y sin azúcar: Potencian la secreción de saliva, que es un gran agente antibacteriano, favoreciendo así la eliminación de los ácidos nocivos que hayan podido quedar en nuestros dientes después de una comida.

Debemos usarlos siempre que no podamos recurrir a una adecuada limpieza dental, nunca como sustitutivo de esta en condiciones normales.

Frutos secos: son ricos en magnesio, un mineral muy útil para reforzar la estructura dental.   

Alimentos ricos en fibra: cereales integrales y legumbres.  Al exigir un mayor esfuerzo al masticarlos promueven la producción de saliva.

 

Alimentos perjudiciales:

 

Cariogénicos: Son aquellos que favorecen la aparición enfermedades dentales, como la caries. Entre ellos cabe destacar las golosinas y los dulces por su elevado contenido en azúcar, que se transforma en ácidos y desmineralizan el esmalte provocando la erosión de los dientes; los hidratos de carbono complejos, como las patatas fritas, el pan, las galletas saladas o la pasta.

Aquellos alimentos que producen la erosión de los dientes: Los alimentos ácidos como las bebidas carbonatadas y azucaradas, las frutas ácidas como la naranja, el limón y el pomelo, el vino o los alimentos que contienen almidón, como el pan o el maíz. También hay que sumar determinados medicamentos que contienen sustancias ácidas.

Alimentos que tiñen los dientes: el café, los tés rojo y negro, los zumos de frutas de color oscuro, el vino, algunas salsas (soja, vinagre de Módena, curry, etc.) y algunos vegetales como la remolacha, etc.     

 

 

 

 

 

Qué deberías saber sobre tu salud bucodental si estás embarazada

Antiguamente se decía que cada embarazo supone un diente perdido. Obviamente esto no es real, pero sí lo es que la mujer durante el embarazo vive una serie de cambios hormonales que a su vez conllevan transformaciones en su organismo y en especial en la salud bucodental. Por ello, el embarazo no debe ser una excusa para abandonar o retrasar el cuidado de la boca, sino más bien todo lo contrario.

¿Es verdad que el embarazo tiene un efecto negativo sobre los dientes de la madre?

Los dientes de la madre no sufren como consecuencia del embarazo, ya que el bebé no toma el calcio de estos, sino de la dieta o los huesos de la madre.

Los posibles cambios que la madre puede experimentar en sus dientes, como por ejemplo la aparición de caries, se deben mayoritariamente a los cambios de hábitos y horarios (mayor nº de comidas al día, antojos, etc.), el descuido en la higiene dental o los vómitos durante el proceso gestacional, que pueden dañar el esmalte de los dientes.

¿A qué se debe el dolor de las encías?

Al aumentar el fluido sanguíneo durante el embarazo, debido a los cambios hormonales, es más probable que la madre sufra inflamación y/o sangrado en las encías. Este problema aparece a menudo desde el segundo hasta el octavo mes de embarazo.

Además, durante el proceso de gestación suele aumentar el consumo de azúcar y aparecer náuseas y vómitos o cambios en la composición de la saliva (el PH se torna más ácido), que pueden llegar a producir trastornos en las encías.

Durante el segundo trimestre también puede aparecer un bulto en la encía que puede sangrar fácilmente y que no debe preocuparnos. La mayoría desaparecen tras el parto.

¿Qué alimentos puede tomar la madre durante el embarazo?

Durante el periodo de gestación del bebé, se deben ingerir alrededor de 2.500 calorías diarias. Estas deberían de provenir de algunos de los alimentos que conforman los grupos básicos de la pirámide de alimentación: verduras, frutas, pescado, carne, lácteos, huevos, grasas e hidratos de carbono.

Generalmente se aconseja que un 55% de las calorías que ingiera la madre provenga de los hidratos de carbono, un 35% de las grasas y un 10% de las proteínas, teniendo en cuenta que no todos los alimentos son buenos durante el embarazo.

¿Se debe acudir al dentista durante el embarazo? 

Lo ideal es que cualquier tratamiento dental que la madre deba hacerse, lo haga antes de quedarse embarazada, pero si esto no es posible, es aconsejable acudir periódicamente al dentista, o por lo menos una o dos veces durante el embarazo para detectar posibles alteraciones y así poder prevenir futuros problemas en la salud bucodental. La época recomendable para ello es entre el cuarto y el sexto mes de gestación.

También se aconseja a la madre acudir al dentista una vez pasado el parto para realizarse una revisión y someterse a una evaluación de su estado bucodental. De esta forma, su odontólogo podrá orientarle respecto a posibles anomalías originadas a lo largo del embarazo.

¿Representan algún peligro para el bebé el tratamiento dental o las radiografías durante el embarazo?

Es necesario acudir al ginecólogo y consultarle cualquier posible tratamiento odontológico que la madre deba hacerse, para evitar algún problema.

En caso de necesitarlo y exceptuando los casos de urgencia, los tratamientos se deben evitar durante el primer trimestre, ya que durante este periodo se produce la formación de los órganos del bebé ( el corazón, el sistema vascular, el sistema nervioso central, etc.)

El segundo trimestre suele ser el periodo idóneo para realizar cualquier tratamiento dental, no existiendo problema alguno en utilizar anestesia local. El odontólogo usará fármacos anestésicos que de ningún modo afectaran a la salud del bebé.

La realización de radiografías es importante para diagnosticar y examinar el proceso de algunos tratamientos dentales. Pero esto no de preocuparnos, ya que el impacto de radiación es muy pequeño y no va dirigido hacia el abdomen, sino hacia la zona dental, por lo que podrán realizarse radiografías siempre y cuando se proteja el al bebé vistiendo a la embarazada con un delantal de plomo que cubra su abdomen.

¿Qué puede hacer la madre para cuidar su salud bucodental estando embarazada?

  • Mantener una adecuada higiene bucodental, cepillándose los dientes después de cada comida con cepillos de cerdas finas para evitar la irritación de las encías, usando dentífricos adecuados, limpiándose la lengua y completando la limpieza con hilo dental.
  • Llevar una dieta saludable y equilibrada. Esto es muy importante para que su salud y la del bebé estén fortalecidas. Se recomienda el consumo de vitaminas A y D y minerales como el calcio y el fósforo para ayudar a la formación de los huesos y los dientes del bebé. También debe evitar el consumo de azúcar. Su alta ingesta hace que la placa dental sea más agresiva y produce ácidos que atacan el esmalte y pueden provocar caries.
  • Acudir al dentista para realizarse revisiones de forma periódica y así poder diagnosticar y tratar o evitar posibles alteraciones en las encías o dientes, que pudieran ser síntomas de futuros problemas.