¡FLEMÓN, HORROR!

El flemón, o absceso dental, es una infección causada por las caries que provoca una bola de pus en la encía y que suele resultar muy dolorosa.

Los flemones son una de las patologías más comunes y dolorosas que nos encontramos en la clínica año tras año. Básicamente son depósito de pus que crecen en las encías y que precisan tratamiento inmediato porque pueden generar consecuencias muy negativas.

Los flemones tienen grados y también diferentes formas de manifestaciones. Los hay que solo son pequeños granos de pus bien rojos o bien blancos aparecidos junto a las raíces de los dientes. Sin embargo, por muy pequeños que sean, siempre suelen ser molestos o dolorosos. Los flemones además provocan hipersensibilidad al frío, al calor y al roce en el diente junto al cual aparecen.

Las encías afectadas siempre tienden a enrojecerse y a inflamarse, y esto suele coincidir con bastante mal sabor y hasta olor de boca. En ocasiones los flemones también provocan que la cara se hinche y deforme ligeramente, y hasta fiebre. Y en los casos más extremos en los que la infección está muy extendida, podría provocar dificultades para tragar y problemas respiratorios.

El dolor del flemón es intenso, caluroso y palpitante. Es persistente y puede irradiarse a otras zonas de la cabeza, mandíbula u oído por ejemplo.

La razón por la que la boca sabe y huele mal es la acumulación de pus. Para los curiosos, la pus es ese líquido blanquecino que genera las bolsas de inflamación y que en su mayoría está compuesto por células muertas, colesterol, glucosa, suero del cuerpo y leucocitos.

Junto a los síntomas señalados, el paciente de flemón suele también encontrarse flojo, apático y con malestar general. Recuerda que el flemón es una infección que avanza y que precisa ser curada. Son especialmente delicados esos flemones que aparecen junto a dientes con endodoncia ya que son dientes insensibles al dolor y en los que la infección puede ir avanzando sin la alerta que provee el dolor.

Cualquier dolor o hinchazón es razón más que suficiente para venir a vernos a la clínica. Una vez que identifiquemos la causa de la inflamación e infección –lo más probable es que lo haya provocado una caries avanzada, un golpe o algún tipo de enfermedad de las encías– es hacer una radiografía y observar el alcance de la infección.

Desde que sabemos a lo que nos enfrentamos, lo normal es drenar la hinchazón con anestesia –proceso indoloro–, prescribir antibiótico y proceder, si hiciera falta, a tratamiento de endodoncia. Si resulta que el diente afectado está muy destruido, habrá que valorar su extracción y sustitución. Pero esto es solo en casos muy extremos.

Para prevenir este tipo de afecciones, por favor, no descuides tu higiene diaria con cepillado, enjuague, irrigador y seda dental. La limpieza es la mejor forma de combatir esta molesta infección. Y a parte, no esperes a tener un flemón para venir a vernos. Una limpieza a fondo cada seis meses es una forma excelente de conservar tu salud dental. Esperamos que este post os haya sido de utilidad.

¿hipersensibilidad?

La sensibilidad dental puede impedirnos llevar una vida normal.

Quienes la padecen saben bien lo molesta y dolora que puede llegar a ser, por eso cuando se presenta la hipersensibilidad en los dientes debemos tomárnosla en serio y comenzar por venir a nuestra clínica dental a que hagamos un diagnóstico que nos permita averiguar qué lo está ocasionando y cómo podemos tratarlo.

7 de cada 10 personas han sufrido o sufren sensibilidad dental, lo que quiere decir que nos encontramos ante de una de las afecciones más comunes. Curiosamente se da mayormente en personas adultas, y también más en mujeres que en hombres.

Esta patología se caracteriza por presentar una mayor sensibilidad en los dientes al tacto, a la intemperie, y muy especialmente a los alimentos tanto fríos como calientes. El dolor suele ser breve pero intenso y agudo. Puede doler un diente en concreto o puede que sea todo un conjunto.

La sensibilidad dental puede llegar a ser muy molesta e incómoda. Ocurre cuando el esmalte –la última capa que envuelve y protege a los dientes– queda debilitado y la dentina queda expuesta al ambiente. Esto provoca un dolor intenso sobretodo cuando el diente o dientes afectados entran en contacto con agentes externos: aire, líquidos, sólidos…  Algunos pacientes lo describen como un dolor casi insoportable, aunque por suerte transitorio.

Lo que más dolor puede ocasionar son las bebidas frías y/o calientes, alimentos ácidos y/o dulces y el cepillado diario. Resulta interesante pensar que la dentina en realidad es un muro formado por millones de tubos que conectan el exterior del diente con las terminaciones nerviosas más profundas. Está protegida a su vez por el esmaltel el cemento radicular y finalmente la encía. Cuando la dentina queda expuesta –ya sea por caries, retracción de la encía o algún tratamiento– es cuando pierde su protección, el nervio está en mayor contacto con el exterior y aparece el dolor.

Conviene remarcar que la hipersensibilidad dental se caracteriza por un dolor intenso pero muy breve. Si resulta que padeces un dolor intenso pero que no remite inmediatamente, entonces es posible que padezcas algún tipo de patología buco-dental que conviene diagnosticar cuanto antes.

La sensibilidad dental necesita ser tratada primeramente con buenos hábitos de higiene bucodental. Cepillarse los dientes con dolor puede ser muy incómodo, pero es esencial si queremos recobrar nuestra salud. De hecho existen cepillos especialmente diseñados y fabricados para dientes hipersensibles de filamentos suaves que no duelen. También es importante no descuidar el uso del hilo dental o enjuagues de flúor.

Más allá de la higiene bucodental, quizás haya que valorar tratar el diente afectado con empaste que selle la zona expuesta o en casos más extremos incluso una endodoncia.

Pero ¿qué provoca esta afección? Múltiples causas pueden provocarlo. Sobreusos de colutorios, fisuras o roturas de dientes, exceso de consumo de alimentos abrasivos como bebidas de Cola, exceso de placa bacteriana, bruxismo, empastes mal aplicados, caries, un cepillado demasiado violento, reflujos gástricos, ácidos estomacales, enfermedades en las encías, algunos tratamientos médicos o incluso procesos de blanqueamiento.

Durante los periodos de hipersensibilidad, procura mantener tu higiene diaria intacta, cuidar tu alimentación y venir a visitarnos en cuanto te sea posible.