El color de nuestros dientes, como ocurre con el tono de nuestra piel o nuestros ojos, es hereditario y varía dentro de una escala de matices amarillo, marrón y gris, en función de la calidad y del grosor de sus capas: la dentina y el esmalte.
La dentina, o capa que rodea la parte interna de los dientes, posee un tono amarillento que será más o menos intenso, según su grosor y calidad.
El esmalte, cubierta externa que recubre la corona del diente, es translúcido y apenas tiene color. Debido a esto y dependiendo de su calidad y grosor, el tono amarillento de la dentina será más o menos visible.
El color de nuestros dientes puede cambiar a lo largo de nuestra vida debido a distintos factores:
1. La edad.
Al nacer, la dentina de nuestros dientes es más fina, con lo que estos tienen un aspecto más blanco y luminoso, parecido al color de la leche, por ello los llamamos dientes de leche. Con el tiempo, el esmalte se desgasta y el tono amarillento de la dentina, que ha aumentado de grosor, cobra protagonismo.
2. Problemas en el desarrollo de nuestros dientes.
En los primeros cuatro años de vida, en los que aparecen nuestros dientes permanentes, el calcio y el fósforo que transporta nuestra sangre constituye el 70 por 100 de la dentina y el 95 por 100 del esmalte. La carencia o el exceso de ambos puede suponer una variación en el color de nuestra dentadura.
3. La ingesta excesiva de flúor.
El uso excesivo del flúor durante la infancia puede perjudicar la conservación del brillo natural de los dientes justo en el momento en el que estos están formándose.
4. Limpieza desmesurada.
La limpieza desmesurada con cepillos de cerdas duras o el uso de dentífricos abrasivos puede provocar el desgaste del esmalte de nuestros dientes, dando origen a manchas amarillas.
5. El exceso de sarro.
El sarro, acumulación de sales de calcio y fósforo sobre la superficie dental, puede amontonarse sobre el esmalte de nuestros dientes haciendo que estos adopten un tono amarillento. Podemos evitarlo realizándonos limpiezas dentales una o dos veces al año.
6. El consumo de café, té, tabaco y algunos fármacos.
En la mayoría de la gente la variación de tonalidad de los dientes es debida al consumo de café, té o tabaco. También el consumo excesivo de algunos fármacos como los antibióticos puede ocasionar la aparición de pigmentación negra en nuestros dientes.
Si queremos mantener la tonalidad de nuestra dentadura debemos concienciarnos de la necesidad de una buena higiene. Ello conlleva lavarnos los dientes dos o tres veces al día, al menos después de cada comida. Asimismo, en Dental Argeme te recomendamos que acudas a vernos al menos una vez al año para realizarte una limpieza dental. También te ofrecemos nuestro servicio de blanqueamiento dental para devolver a tus dientes su color natural, siempre previa consulta con nuestro odontólogo para que pueda asesorarte y ofrecerte el tratamiento que mejor se ajuste a tus necesidades y así puedas mantener tu dentadura sana.